
Ser una Ingenua Libertina
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Toda persona posee la habilidad y el potencial para ser una INGENUA LIBERTINA. Se trata de una disposición interior, una postura que se adopta ante el mundo y la vida. Cada quien puede ser una INGENUA LIBERTINA cuantas veces quiera al día, y por el tiempo que desee. La prolongación de este estado dependerá, primero, de la voluntad, y luego, de la práctica. Para comenzar, considere los siguientes principios:
Una INGENUA LIBERTINA:
- Comprende intuitivamente que existen —y es importante cultivar— otras formas de relacionarnos con el mundo más allá del orden y la razón.
- Defiende sus rituales de placer, de juego, de ensoñación. El ocio es un tiempo que debe resistir al mandato de la utilidad: un espacio para reclamar la imaginación propia y ejercer la fantasía.
- Intenta, casi con éxito, darle lucha a sus impulsos nihilistas y tendencias solemnes. Por momentos, logra suspender la incredulidad. Recurre al humor y la picardía para resistir las pesadillas del caos, la debilidad y la desolación.
- Entiende que hay valor en la desobediencia. Cree que debemos, al menos, interrogar el límite; ensayar una dosis sensata de transgresión lúcida y reflexiva.
- Tiene compasión hacia sí misma y hacia los otros. Comprende que la vida en la Tierra puede ser absurda y cruel. Somos inestables, cambiantes, deseosos de afecto y de sentido. Tiene respeto por las fantasías escapistas, por las formas torpes e ingenuas con las que nos ayudamos a vivir.
- Es capaz de colocarse frente a lo extraño y lo desconocido con curiosidad y fascinación. Practica la intriga. Ejercita el asombro.
- Procura mantenerse crédula y sincera, como si no conociera la traición ni el castigo; indulgente y generosa, como si no conociera la vergüenza ni la escasez!
SER UNA INGENUA LIBERTINA ES UN MODO DE HABITAR EL MUNDO. INVOQUE SU INGENUA LIBERTINA INTERIOR A MENUDO.
* En la imagen, Madame Pilar-Morin (1865–1945), barcelonina, mimo, payasa y pionera del drama silencioso. Una INGENUA LIBERTINA avant la lettre.